Hace quince años que comenzó el proceso. Lo sé porque he revisado la fecha del primer documento guardado en Google Drive.

En aquel momento, por decisión propia, trabajaba “lo justo” para vivir con soltura. Así podrá dedicarme a mis hijos, a educarlos y a disfrutarlos. Acababa de perder una empresa ejemplar. Y con ella siete años de trabajo intenso, años en los que no pude disfrutar de su infancia.
Con más aspiraciones personales que profesionales me parecía una de las etapas más arriesgadas de mi vida y mira que había tenido aventuras personales, empresariales y hasta políticas que pocos atesoran.

A lo largo de mi trayectoria personal y profesional, he tenido el privilegio de participar en proyectos fascinantes y de explorar diversos ámbitos profesionales. Esta experiencia me ha permitido conocer a personas extraordinarias. Algunos de ellos han logrado superar grandes retos. Otros no lograron su objetivo final, pero lo intentaron. La mayoría han experimentado el éxito y la adversidad. Han pasado por momentos de triunfo y de fracaso. ¿Qué les voy a contar?, es lo que tiene “meterse en líos”!
Pero lo más destacable es que tienen una capacidad pasmosa para ponerse manos a la obra y perseguir metas que a los demás se les antojan imposibles.

Un día me dió por preguntarme cómo hacemos la gente a la que nos gusta meternos en esos líos, coger el toro por los cuernos, perseguir sueños, intentar superarnos,...
¿Qué diferencias hay?, ¿cómo se hace?. Y sobre todo; ¿cómo se piensa?.

A lo largo de mi vida he leído cantidades ingentes de libros sobre todo tipo de materias que me pudiesen aportar algo a lo largo de mi carrera profesional e incluso personal. Pero siempre he tenido la sensación de que las cosas eran distintas a como las plantean los libros que leía. Por mucho que estudiaba o aprendía siempre me faltaba algo.

Tengo que decir que en aquellos momentos había conseguido alcanzar mi sueño, después de veinticinco años. Me pagaban por opinar y por aconsejar. Sin más, no crean que es fácil que te paguen por ese motivo.

Y entre sesiones de asesoramiento a empresas e instituciones me propuse sacar tiempo para documentar, pensar, analizar, sobre esos temas que me intrigaban.
¿Cómo piensan quienes son capaces de proponerse metas que para la mayoría son extraordinarias?

Pues bien, después de muchos años de trabajo de análisis y reflexión todo queda resumido en una especie de teoría, unas pautas para el pensamiento, un nuevo enfoque sobre cómo se pueden abordar las metas más importantes de la vida.

Poner un nombre chulo es importante. O al menos siempre me ha parecido.
Así que tras analizar las bases del modelo que había desarrollado decidí llamarlo “Gestión Relativa”.
Montamos un equipo y decidimos compartir la tarea de compartir las bases de la “Gestión Relativa”.
Y allí estábamos, intentando explicarla. ¿Cómo persiguen metas imposibles quienes parece que lo hacen con una facilidad pasmosa?.
Muchas veces nos preguntan por qué se llama Gestión Relativa. El motivo es sencillo. Hay una diversidad enorme de metas personales y profesionales, y las formas de perseguirlas son infinitas. Hay que admitir cierta relatividad, cada caso es distinto. De ahí el nombre de “Gestión Relativa”.

Tengo que decir que ganarme la vida opinando y asesorando mientras disfrutaba de mis hijos estuvo bien un tiempo pero no podía ser para siempre. Se hacían mayores y los que somos culos inquietos necesitamos retos estimulantes de forma continua. Aunque solo sea para sentirnos vivos.
Es entonces cuando me metí en política, ¿por qué no?. Siempre había querido ayudar. Creía que la política consistía en eso. Y allí que fuí. Resultado; ocho años como diputado autonómico, con logros importantes pero pagando un precio personal altísimo. La política no se la deseo a nadie.
Lo bueno es que nos permitió analizar la efectividad de nuestros planteamientos en el ámbito de la política. Su potencial en los ámbitos personal y profesional ya lo habíamos comprobado. Y resultó que la “Gestión Relativa” también funcionaba en política!

En aquella época, a pesar de que nuestra dedicación al proyecto debido al trabajo, disminuyó durante aquellos años sabíamos que la “Gestión Relativa” debía acabar en una edición de tomo y lomo. En cada conferencia o workshop que realizamos nos lo reclaman. Y por eso lo tienes en tus manos. El proceso ha sido laborioso. Hemos consultado y revisado cantidades ingentes de libros sobre infinidad de temáticas; management, liderazgo, innovación, motivación personal, sociología, psicología, filosofía, economía,...

Cada uno de ellos contaba algo interesante, una idea, o varias, que sirven para desenvolverse en la ardua tarea de afrontar retos ambiciosos y decidir cómo afrontarlos.
Leímos, observamos y analizamos. Contrastamos con la realidad que habíamos vivido y la que nos contaban. Hemos hablado con muchas personas distintas, pero con un factor común; han perseguido metas que la mayoría no se plantea. Personas que tomaban las riendas ante retos que parecían inalcanzables.

Finalmente tomamos una decisión. En el primer libro solo se plantearían las ideas básicas de la Gestión Relativa. El resultado de todos estos años. Un libro simple, para hacer pensar.
Decidimos abandonar un enfoque académico. Es mejor explicar nuestras conclusiones para que todo el mundo pueda aprovecharlas si tiene interés por estos temas.
Hemos incluido anécdotas, vivencias y ejemplos de personas fascinantes a las que hemos conocido.

El resultado ha sido un enfoque y una serie de pautas que cambian la forma en la que se piensa sobre cómo debemos de perseguir nuestras metas. Planteamos pautas que sirven para reflexionar. Que complementan todo lo se ha dicho hasta ahora, cuando no van en contra de alguna que otra idea

Lo más curioso es que cuando se descubre la “Gestión Relativa”, todo el mundo tiene la sensación de que ya la practicaba. Y así es. Nos guste o no. Esto se entenderá más adelante.

La “Gestión Relativa” la aplicamos en nuestra vida diaria, en nuestras organizaciones, en la política, de forma inconsciente. Lo más interesante es que una vez que la aceptamos, sabemos cómo funciona y la ejercemos de forma consciente aumenta nuestro potencial de éxito de una forma escandalosa.

Hemos analizado y probado la gestión relativa en muchos ámbitos y por norma general suele funcionar. Pero que quede claro que este libro es tan solo un compendio de reflexiones que deben ser tenidas en consideración. Nada más y nada menos.


Por cierto, este libro va dirigido, sobre todo, a las personas que queremos y a las que apreciamos. Creemos que les puede ayudar mucho. Y en mi caso, además, está dedicado a una persona muy especial que siempre me dice “mira que tú ves todo de forma distinta a como lo ven los demás” cuando le cuento episodios de las aventuras diarias, las cosas del trabajo o cómo creo que se deben perseguir las aspiraciones.

PD: Triunfar es ser dueño de tu vida, dirigirla o al menos intentarlo y disfrutarlo.
Este es un libro inspiracional y práctico, no pretende ser más que una guía para reflexionar, para que cada uno aproveche lo que le sirva y deje lo que no. Es una invitación a pensar de otra forma.
La Gestión Relativa no es una ciencia exacta. Es un arte que se perfecciona con la práctica y que redefine nuestra relación con el éxito.

Vamos allá.